domingo, 17 de abril de 2011

Recordando al Presidente de Iglesias Evangelicas.

PUNTA ARENAS 16 de Abril del 2011

SEÑOR

EDITOR DE MEDIO DE COMUNICACION Y DIFUSION PUBLICA 

PRESENTE.

Hacemos llegar a su respetable Medio--

Recordando al  Presidente de Iglesias Evangelicas.


Año 3, N°85, Viernes 08 de julio de 2005

Donde ya la alta tensión en el mundo evangélico se veia venir.

Y donde la teología de la infiltración estaba latente.

Y fue que el 29 de junio del 2005 parte importante de los más de dos millones de protestantes que hay en Chile contuvieron el aliento y se aferraron más que nunca a su fe. Ese día, la Iglesia Metodista Pentecostal -la más influyente de las denominaciones evangélicas de Chile- sesionó un consejo extraordinario para frenar el "Golpe de Estado" interno que propiciara su propio vicepresidente, un exagente de la  CNI.

Presidente de iglesia evangélica chilena fue agente de Pinochet





Más de una veintena de denominaciones. 15 mil templos. 2 millones 192 mil 872 personas, más el cerca de otro millón que representan sus familias.

Los evangélicos se han convertido en una fuerza social y cultural poderosa.

Y en una importante fuerza política: los más de dos millones de personas mayores de quince años que el Censo registró en 2002 como pertenecientes a la religión evangélica -incluyendo calvinistas, luteranos, pentecostales, asambleístas- hoy tienen más de 18 años, es decir ciudadanía consagrada, y con derecho a voto.

No en vano los estrategas de los comandos de las campañas Politicas presidenciales designan expresamente los interlocutores validos y necesarios entre los mundos secular y protestante.


Los agentes políticos no podrían dejar de considerar el hecho de que los protestantes hayan obtenido cerca de 130 mil votos en las últimas elecciones municipales entre los 65 candidatos a alcaldes y concejales que se presentaron. Y no ignoran que, conforme al último Censo más de dos millones de potenciales electores unificados podrían gravitar fuertemente en el resultado de la próxima contienda electoral e inclinar la balanza de un lado a otro.

Pues para esos tiempos Paola Bascuñán, esposa de Richard Contreras -socio del grupo Cueto en la empresa del cementerio evangélico Camino a Canaán- ya trabaja por Joaquín Lavín en estas tareas. Lo mismo hace el abogado, ex DC, actual RN y simpatizante de los protestantes, Osvaldo Silva, por Sebastián Piñera. Y similar tarea realiza Isidro Solís, encargado de los asuntos religiosos del comando de Michelle Bachelet. Tomás Hirsch, en tanto, también tiene sus vínculos con alguna que otra iglesia de este orden.


Independientemente de sus mayores o menores grados de influencia, los agentes asignados para establecer los vínculos no representan oficialmente al mundo evangélico. Más bien cada cual lo hace a título personal.

El hecho es que, en términos formales y oficiales, la Unión de Iglesias Evangélicas de Chile (UNIECH), que representa más del 80 por ciento de las denominaciones protestantes existentes en el país, no ha dicho una palabra. Hasta ahora.

Porque un "Golpe de Estado", alentado entre las filas de correligionarios, intentó destituir de su cargo a su obispo, Bernardo Cartes Venegas.

La razón: mostrar su voluntad de retirarse de la Coordinadora de Organismos Evangélicos (COE) y del Consejo de Pastores, entidades que hasta ahora se habían arrogado la representatividad del mundo evangélico. Desde 1974, cuando realizaran el Primer Te Deum de acción de gracias por la dictadura.

ENTRE LOBOS Y PASTORES




No es fácil concebir y menos imaginar un "golpe de Estado" sacudiendo y echando abajo los cimientos religiosos que sostienen el credo y la cúpula romana de San Pedro en el Vaticano.

Pero sí es probable que ocurra lejos de la curia católica y dentro de los credos religiosos ajenos a esta fe.

Como sucedió hace pocas semanas en nuestro país, en el seno de la Iglesia Metodista Pentecostal, la más poderosa de cuantas integran la UNIECH.

Los primeros antecedentes de este hecho provienen del instante en que el pastor protestante Eleodoro Torres fue designado por el ministerio de Defensa para oficiar este culto en esta secretaría de Estado.

El COE, tributaria directa del que fuera el Consejo de Pastores -organización protestante de facto del régimen militar- cuestionó esta designación. Sus miembros no podían tolerar que alguien ajeno a sus filas comenzara a concretar los primeros objetivos de la ley de Culto.

Ni el obispo Francisco Anabalón Duarte, ni Hermes Canales -gestor del primer Te Deum evangélico en dictadura-, ni el hasta hace poco vicepresidente de la Iglesia Metodista Pentecostal, Roberto López, podían aceptar tal designación.

Pero no hubo caso. Tampoco el senador de RN Mario Ríos Santander ni el entonces presidente del Congreso Hernán Larraín pudieron hacer desistir de la designación al secretario de Defensa, Jaime Ravinet.

A esas alturas, tanto Ravinet como el ministro secretario general de la Presidencia, Eduardo Dockendorff, su subsecretario Rodrigo Egaña, y el Presidente de la República, ya sabían que no era el COE el ente representativo del mundo evangélico, sino la nueva y mayoritaria UNIECH.

Al menos las conversaciones y acuerdos protocolares estaban siendo llevados adelante con ella.

Esto porque el 7 de abril se fundaba la entidad, y porque ya a fines de mayo el ministro Dockendorff se reunía con la directiva central de la nueva agrupación protestante -presidida por el obispo Bernardo Cartes- para afinar los programas de trabajo.

Ante la cada vez más apremiante y significativa presencia de la UNIECH en los pasillos de Gobierno, y el consiguiente y progresivo deterioro de las relaciones del COE con el mismo, el vicepresidente de la Iglesia Metodista Pentecostal, Roberto López Rojas, definió una nueva y más agresiva estrategia: había que descabezar a su propia iglesia, dividirla, destituyendo a su obispo.

Suprimir al máximo pastor de los pentecostales significaba acabar con la UNIECH, lo que representaba en la práctica resucitar al COE.

¿Pero cómo lo lograría? Pretendiendo restar competencia a Cartes, acusándolo de desidia, y en términos prácticos impugnando y reduciendo a escritura pública el acta de la última sesión que celebrase esta denominación, en Puerto Montt, hace casi un mes.

De acuerdo al documento notarial suscrito por López el 10 de junio, Cartes había vulnerado los estatutos internos al abandonar la sesión, había cometido una arbitrariedad administrativa. Y decía que al hacer la denuncia sólo actuaba de buena fe, motivado únicamente por "salvaguardaba los intereses de la entidad religiosa".

Lo que no se consignaba en el acta notarial de López, lo que quedaba en las sombras, era que, en esa sesión, el obispo denunciaba al tesorero de su Presbiterio Mayor a causa de ciertas irregularidades en el manejo de los fondos. También había pedido pasar al tribunal eclesial a otro obispo integrante del Presbiterio por declarar en falso en una causa judicial. Ambos eran afines a López Rojas.

El calor de la disputa no permitió acabar en regla la reunión. El obispo Cartes se había levantado, dando a entender que las diferencias se resolverían en una conferencia plena, integrada por todos los pastores y obispos de su denominación, el 29 de junio.

Adelantándose a esta instancia el pastor López había recurrido al acta notarial, pretendiendo dejar en entredicho la idoneidad del representante de la Iglesia Metodista Pentecostal y, sobre todo, restándole legitimidad al presidente de la UNIECH, Bernardo Cartes, como interlocutor válido ante el Gobierno.

Pero nada de eso prosperó. Los pastores pudieron reconocer al lobo que fue por lana y salió trasquilado.

"EL GOLPISTA"

A mediados de julio del año 2004 el pastor Roberto López Rojas viajó a Haití en misión humanitaria junto a la entonces ministra de Defensa Michelle Bachelet. El pastor integraba la comitiva oficial de Gobierno en la Misión de Paz mandatada por las ONU.

Acaso sin saberlo, la ex secretaria de Gobierno viajaba con un ex suboficial de la Armada que había pertenecido a la dotación de la Dirección de Inteligencia de esta rama castrense (DIRINTA) y a la CNI.

Roberto López figura como parte de la causa 2-77 que siguiera el magistrado Carlos Cerda.

En fojas 5.377, se lee: "A las 17.25 hrs. del día martes 10 de Diciembre de 1985, cuando el tribunal se aproximaba a la puerta de acceso del Centro de Detención Preventiva de San Miguel para llevar a cabo la diligencia decretada (...), se percató que desde la vereda de enfrente de su acceso un individuo tomaba fotografías en los precisos instantes en que ingresaba al recinto el testigo Carlos Paredes con el abogado Nelson Caucoto. El tribunal se acercó al desconocido, le preguntó el motivo de su actitud y contestó que se debía a que estaba esperando saber si podría visitar a un amigo `que había caído'"(...) Individualizado el sujeto expresó llamarse Roberto Alejandro López Rojas".

Después de ello, López fue llamado a comparecer: "Fui enviado a tomar fotografías a las personas que ingresaran al presidio (...)", declaró.

De acuerdo al oficio N° 40-87 del 11 de Diciembre de 1985, la Armada reconoció que López pertenecía a la institución y que a éste "se le había ordenado prestar protección al teniente Daniel Guimpert Corvalán, quien la solicitó por cuanto había recibido amenazas telefónicas que comprometían su seguridad personal, como la de su familia".

Hay que recordar que en esos días de mediados de los 80, una cámara era tan peligrosa como un fusil de asalto: dejaban la imagen inmóvil, reconocible, identificable, amedrentable, desaparecible.

Al parecer las prácticas de la fe no siempre obedecen a los imperativos categóricos de las buenas acciones. Predicar y practicar son verbos que no siempre se conjugan equilibradamente.

Ahora el conspirador y sus socios "han caído de la gracia" y pasados a retiro. La Iglesia Metodista Pentecostal y la UNIECH gozan de buena salud. La casa está en orden.

¿Quién habrá de representar los intereses del mundo evangélico ante la futura contienda electoral? ¿Los aprendices de lobo o los pastores? Un evangélico tal vez pudiera responder, citando el verso 1 de los Salmos del Viejo Testamento: "Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos (...) ni en silla de escarnecedores se ha sentado".

 

 

 

Director: Francisco Martorell

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